martes, 27 de septiembre de 2011

Comentario de texto. Y como muestra, un botón

Nos encontramos ante un texto de carácter histórico escrito en la primera mitad del siglo XVIII, hay que situarlo pues en el conocido como siglo de las Luces o siglo de la Ilustración, el siglo bisagra que va a marcar el cambio entre la edad moderna y la edad contemporánea, entre el Antiguo Régimen y el Nuevo Régimen. Su autor es Voltaire, uno de los principales pensadores de la Ilustración francesa, conocido sobre todo por su anticlericalismo, entendió la política desde la óptica del rico burgués, de ahí sus elogios a la riqueza y al lujo; aunque era defensor de un gobierno fuerte que defendiera la propiedad privada prefería un sistema similar al inglés en el cual un parlamento formado por nobles y ricos burgueses controlará los caprichos y voluntades del rey. Se trata de un fragmento de su obra Cartas Inglesas o Cartas filosóficas publicada en 1734, donde defiende la tolerancia religiosa y la libertad ideológica, tomando como modelo la permisividad inglesa. Es pues un escrito público y que persigue la divulgación.

En este breve texto Voltaire nos comenta como es  el sistema político inglés del siglo XVIII, nos dice el autor que en la nación inglesa existe un régimen en el cual los reyes están controlados por un parlamento, existiendo por lo tanto una soberanía compartida entre el rey y el parlamento, un parlamento bicameral con una cámara alta o Cámara de los Lores y una cámara baja o Cámara de los Comunes. Nos dice además el autor que llegar a este sistema no ha sido fácil y que durante el duro camino han ocurrido sangrientos sucesos como la ejecución del rey inglés Carlos I a mediados del siglo XVI. Según Voltaire, aunque en otras naciones ha habido revoluciones similares en contra del poder absoluto, ninguna ha conseguido triunfar como la inglesa.

Este texto de Voltaire se centra en el modelo político inglés vigente en la época en la que escribe el autor, el siglo XVIII. Es importante recordar aquí que durante el Antiguo Régimen la forma política más extendida fueron las monarquías absolutas que, en su mayor parte, se justificaron ideológicamente bajo la fórmula de "monarquía de Derecho Divino” y que fue la consecuencia del aumento del poder monárquico que se venía produciendo desde el siglo XVI. En una monarquía absoluta el rey concentraba todos los poderes, tanto el poder ejecutivo como el legislativo y el judicial, dirigiendo la política sin necesitar del consentimiento de asambleas y parlamentos para gobernar, aunque en la práctica este poder estaba limitado por varios aspectos como la existencia de fuertes poderes locales y la incapacidad de los reyes de hacer cumplir todas las leyes en sus extensas naciones. Durante el siglo XVIII los reyes absolutos introdujeron una serie de reformas influidos por el pensamiento ilustrado que dio lugar a una variante conocida como Despotismo Ilustrado. En este sistema absoluto nació y se formó Voltaire, ya que Francia fue, sin duda, el mayor representante de este modelo. Sin embargo en algunas naciones se habían producido una serie de revueltas que acabaron con el poder absoluto del rey y permitieron a las clases medias acceder al poder. De esta forma en Inglaterra se produjo una revolución a mediados del siglo XVII liderada por Cromwell que culminó con la ejecución del rey Carlos I y la instauración de un sistema republicano que duró muy poco, reinstaurándose poco después la monarquía, otra revolución propició un cambio de rey, así llegó al poder Guillermo III que tuvo que firmar la Declaración de Derechos en 1689, sometiendo así la autoridad del rey a la del parlamento. Un sistema similar existía en las Provincias Unidas. 

El sistema más extendido fue por lo tanto el absolutismo, sin embargo, al final del siglo XVIII se va a producir una revolución en Francia, el país de Voltaire y el lugar de nacimiento de la Ilustración, una revolución inspirada en ideas ilustradas, que pondrá fin a este sistema y que dará paso a un Nuevo Régimen en una nueva etapa, la Edad Contemporánea.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

PARA EMPEZAR A TRABAJAR


Textos sobre la sociedad estamental:
Texto 1
“El orden eclesiástico no compone sino un solo cuerpo. En cambio la sociedad está dividida en tres órdenes. Aparte del ya citado, la ley reconoce otras dos condiciones: el noble y el siervo, que no se rigen por la misma ley. Los nobles son los guerreros, los protectores de las iglesias. Defienden a todo el pueblo, a los grandes lo mismo que a los pequeños y al mismo tiempo se protegen a ellos mismos. La otra clase es la de los siervos. Esta raza de desgraciados no posee nada sin sufrimiento. Provisiones y vestidos son suministrados a todos por ellos, pues los hombres libres no pueden valerse sin ellos. Así pues, la ciudad de Dios, que es tenida como una, en realidad es triple. Unos rezan, otros luchan y otros trabajan. Los tres órdenes viven juntos y no sufrirían una separación. Los servicios de cada uno de estos órdenes permiten los trabajos de los otros dos. Y cada uno a su vez presta apoyo a los demás. Mientras esta ley ha estado en vigor el mundo ha estado en paz”.
Del monje Adalberón en su obra Carmen ad Robertum regem francorum, año 998.

Texto 2
“Todo sistema que, bajo una apariencia de humanidad o de beneficiencia, llevase a una monarquía bien ordenada a establecer entre los hombres una igualdad de deberes ya destruir las distinciones necesarias , conduciría pronto al desorden, consecuencia inevitable de la igualdad absoluta y produciría la subversión de la sociedad. El noble consagra su dignidad a la defensa del Estado y asiste con sus consejos al soberano.
La última clase de la nación que no puede otorgar al Estado servicios tan distinguidos, los suple con los tributos, la industria y los trabajos corporales.”
Solennelles. Amonestaciones del Parlamento de París. 4 de marzo de 1776.

Textos sobre la política:

Texto 3
Dios establece a los reyes como sus ministros y reina a través de ellos sobre los pueblos (…) Actúan pues, como ministros de Dios y son sus lugartenientes en la Tierra.(…) Sin su autoridad absoluta el rey no podría hacer el bien ni reprimir el mal. Es preciso que su poder sea tal que nadie puedar escapar a él (…) Cuando el príncipe ha juzgado ya no hay otro juicio. Los juicios soberanos se atribuyen a Dios mismo. (...) Cuando Josafat estableció jueces para el pueblo dijo: "No juzguéis en nombre de los hombres, sino en nombre de Dios"
(…) En un Estado sólo el príncipe debe estar armado. De otro modo, todo está en confusión y el Estado cae en la anarquía (…). No hay mejor que dejar todo en poder del Estado a aquel que tiene más interés en la conservación y en la grandeza del propio Estado.
Bossuet “La política sacada de la Sagrada Escritura”, libro II, de 1679.

Texto 4
"Es sólo en mi persona donde reside el poder soberano, cuyo carácter propio es el espíritu de consejo, de justicia y de razón; es a mí a quien deben mis cortesanos su existencia y su autoridad; la plenitud de su autoridad que ellos no ejercen más que en mi nombre reside siempre en mí y no puede volverse nunca contra mí; sólo a mí pertenece el poder legislativo sin dependencia y sin división; es por mi autoridad que los oficiales de mi Corte proceden no a la formación, sino al registro, a la publicación y a la ejecución de la ley; el orden público emana de mí, y los derechos y los intereses de la Nación, de los que se suele hacer un cuerpo separado del Monarca, están unidos necesariamente al mío y no descansan más que en mis manos." Discurso de Luis XV al Parlamento de París el 3 de marzo de 1766.
Texto 5
“La nación inglesa es la única sobre la tierra que ha conseguido regular el poder de los reyes enfrentándose a ellos y que, con constantes esfuerzos, ha podido finalmente establecer un sabio gobierno en el que el príncipe, todopoderoso para hacer el bien, está limitado para hacer el mal; en el que los señores son grandes sin insolencia y sin vasallos; y en el que el pueblo comparte el gobierno sin desorden. La Cámara de los Pares (de los Lores) y la de los Comunes son los árbitros de la nación, y el rey es el árbitro supremo. No ha sido fácil establecer la libertad en Inglaterra; el ídolo del poder despótico ha sido ahogado en sangre, pero los ingleses creen no haber pagado demasiado por sus leyes. Las demás naciones no han derramado menos sangre que ellos, pero esta sangre que han vertido por la causa de su libertad no ha hecho más que cimentar su servidumbre.” Voltaire. Cartas filosóficas. 1734.

EL COMENTARIO DE TEXTOS HISTÓRICOS

¿Qué es el comentario de textos históricos?

Un texto histórico es un documento escrito que puede proporcionarnos, tras su interpretación, conocimiento sobre el pasado humano.
El objeto de comentar un texto histórico es acercarnos a la comprensión de una época histórica a partir de los elementos proporcionados por el texto. De ahí la importancia de situar el documento en su contexto. Hay que desentrañar lo que su autor o autores ha dicho, cómo lo ha dicho, cuándo, por qué y dónde, siempre relacionándolo con su momento histórico.

Para comentar un texto seguiremos los siguientes pasos:
1. Lectura y preparación
2. Clasificación del texto
3. Análisis del texto
4. Comentario del texto
5. Crítica del texto

1. Lectura y preparación
1.1. Prelectura o lectura general
En primer lugar, haremos una lectura general del texto que nos aportará la primera idea acerca de su significado. No haremos ninguna anotación ni subrayado, sólo leer.
1.2. Lectura comprensible
En esta segunda lectura preparamos el texto, mediante:
  • El subrayado de términos
Se resaltan aquellos más relevantes, que son claves en la comprensión del texto y que serán objeto de un análisis posterior. Puede tratarse de nombres, fechas, números, etc.
  • El subrayado de ideas primarias. Se realiza sobre aquellas ideas que señalan las líneas fundamentales del texto.
  • El subrayado de las ideas secundarias. Refuerza y complementa el anterior. Para mayor claridad, es aconsejable utilizar un trazo o color distintos del precedente.
  • Anotaciones marginales. Son de extrema utilidad para señalar bloques temáticos, hacer llamadas aclaratorias, breves comentarios, etc. Puedes utilizar llaves o líneas que delimiten dichas acotaciones.

2. Clasificación del texto
La clasificación correcta del texto constituye el paso inicial del análisis y comentario. En esta parte del trabajo es necesario precisar una serie de aspectos que hay que determinar:
a. Naturaleza
b. Circunstancias espacio-temporales
c. Autor
d. Destino
a) Naturaleza del texto
En este primer punto debe determinarse la temática del texto, señalándola precisa y brevemente. Según sus características, un texto puede ser:
1. Histórico: El texto data de la época que narra y está narrado por un espectador directo además posee un notorio carácter subjetivo, emanado directamente de la trayectoria personal de un individuo o grupo, en la que se refleja o proyecta el proceso histórico. Son de este tipo las memorias, las autobiografías, los recuerdos históricos, las cartas y notas personales, los artículos de prensa.
2. Historiográfico: El texto procede de un ensayo histórico posterior, es obra de un historiador y tiene una finalidad investigadora y científica. Obras de Historia.
3. Literario: las obras literarias y de pensamiento que recogen y dan testimonio de la realidad social, por ejemplo, la novela.

             b) Circunstancias espacio-temporales:
Han de tenerse en cuenta para determinar cuándo y dónde fue escrito el texto. En este sentido, es imprescindible señalar:
La fecha exacta o aproximada en la que el texto fue elaborado:
- En los textos que incluyen fecha la tarea es fácil.  En los textos que no incluyen fecha, ésta puede deducirse del contenido del texto. En todo caso, ha de señalarse el momento histórico al que el texto corresponde de la manera más aproximada posible.
- En el caso de los textos historiográficos y en el de algunas obras literarias (novela histórica, por ejemplo) hay que señalar dos fechas: aquella en la que escribe el historiador o autor y aquella sobre la que escribe, es decir: la fecha en la que se elabora el texto y la fecha en la que se sitúa la acción de que habla.

La situación y circunstancias históricas en las que el texto fue creado.
Se trata aquí de señalar el contexto histórico relacionado con el texto.
c) Autor
El tercer punto de esta clasificación aborda la identificación del autor del texto. En este caso es preciso señalar:
- Cuando el texto tiene un autor individual, hay que fijar su identidad, situación personal y las circunstancias históricas en que vivió; se darán unas breves pinceladas biográficas y se especificará su relación con el contenido del texto.
Hay casos en los que:  El autor aparece como tal en el texto: en ese caso, sólo se trataría de constatar la autenticidad de tal autoría.  El autor no figura en el texto: en tal caso, se debe identificar al posible responsable por el contenido.
d) Destino
Identifica a quién se dirige el texto y los objetivos que persigue.
Indagaremos:
1. A quién va destinado: si es a una persona individual o a una colectividad, y si la intención es que permanezca en secreto o por el contrario sea divulgado.
2. Cuál es su finalidad: si tiene un carácter público, informativo o privado, si es personal u oficial y si abarca un ámbito nacional o internacional. En definitiva, qué pretende su autor o autores.

3. Análisis del texto
Una vez clasificado el texto, comienza el análisis del mismo, lo que constituye la parte central del trabajo. Ésta se basa en el análisis temático y explicación profunda de su contenido. Al inicio de esta actividad hay que insistir en la necesidad de la atenta y detenida lectura del texto.
La explicación del contenido ha de organizarse desde el nivel más elemental y concreto al más complejo y general, de acuerdo con el siguiente esquema:
a) Primer nivel: definición y comprensión de los términos, conceptos y datos contenidos. Esto supone:
1. Definir de manera precisa los nombres propios, los nombres técnicos, los de instituciones y en general, todas las expresiones significativas.
2. Aclarar y precisar las alusiones históricas, los datos y los hechos a los que se hace referencia.

b) Segundo nivel: captación y esbozo de la estructura del texto resumiendo y explicando cada una de sus partes. De esta manera habrá sido desmenuzado y estudiado sin que nos resten partes sin comprender.

4. Comentario
Clasificado y analizado el contenido, ya estamos en condiciones de abordar el comentario. En concreto se trata de tomar el texto como fundamento o base para desarrollar y disertar sobre el momento histórico en sus aspectos más generales.
      De esta aclaración se obtiene una visión general del proceso y circunstancias en el que al texto se inscribe. Consiste, pues, en hacer una completa exposición del tema al que nos han conducido los pasos precedentes. Esta exposición ha de seguir vinculada al texto, pero puede desviarse de él en su desarrollo, por lo que conviene establecer unos límites precisos que impidan divagar o desorientar.  Se trata pues, de explicar los antecedentes y consecuencias del tema que trata el texto.

5. Crítica del texto o síntesis
Nos permite determinar lo siguiente:
  • Su autenticidad y exactitud.
  • Su sinceridad y objetividad.
  • Su interés, la importancia del texto y del autor o su influencia en la historia.
No debemos expresar opiniones o juicios desde nuestro punto de vista personal. Sería inadmisible, puesto que el ejercicio de Historia ha de perseguir la objetividad y la total ausencia de prejuicios. En tal sentido, es admisible hacer valoraciones sobre el alcance, fiabilidad o repercusiones del documento pero nunca realizar consideraciones sobre lo bueno o detestable, bello o desagradable del asunto al que alude.