lunes, 10 de octubre de 2011

Comentario de texto: La división de poderes según Montesquieu.

1. CLASIFICACIÓN:         
El presente texto es un fragmento del ensayo “El Espíritu de las Leyes”, de Montesquieu, pensador y jurista francés que se enmarca dentro de la corriente crítica de la Ilustración francesa. El ensayo fue publicado en 1748, durante la época del Antiguo Régimen en Francia, reinando Luís XV. Se trata de un texto de naturaleza histórico-literaria, primaria y directa, ya que el autor nos presenta en él su teoría sociológica del gobierno y del derecho, como una crítica de la forma de gobierno de la época en la que vivió. La obra tuvo una enorme repercusión en su tiempo y fue traducida a numerosos idiomas, ejerciendo una gran influencia sobre los liberales que protagonizaron la Revolución francesa de 1789 y la posterior construcción de regímenes constitucionales en toda Europa, convirtiéndose en un dogma del Derecho Constitucional que ha llegado hasta nuestros días.

2. ANÁLISIS DEL TEXTO:               
La idea principal del texto alude a que el Estado está constituido por tres clases de poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial); el autor especifica las funciones de cada uno de ellos a lo largo del primer párrafo del texto.   
Esta idea-fuerza le sirve a Montesquieu para establecer lo que él considera condición necesaria para la “libertad política de un ciudadano”, esto es: la existencia de seguridad y de libertad. El autor cuestiona con esta afirmación la naturaleza de la monarquía absoluta, un sistema de gobierno donde todo el poder estaba concentrado en una misma persona o institución, el rey, que podía actuar de forma arbitraria y sin ningún tipo de limitación o freno legal; esta ausencia de limitaciones al poder del rey era una fuente de intranquilidad y de inseguridad, ya que el gobierno descansaba en el temor de los súbditos, no sobre su libertad. La libertad y la seguridad son pues, para el autor, la clave de cualquier sistema de gobierno que pretenda garantizar la igualdad legal de todos los ciudadanos. Es en el segundo párrafo del texto donde el autor hace esta afirmación.              
En el tercer y último párrafo Montesquieu desarrolla la tesis principal de su ensayo: la necesidad de separar los tres poderes del Estado, de manera que no recaigan en una sola persona o institución; sólo esta separación puede garantizar la libertad de los ciudadanos y, lo que es fundamento ideológico de su tesis, la ausencia de despotismo o tiranía. En su análisis el autor argumenta con claridad que la concentración o la suma de varios poderes sólo puede conducir a la opresión y a la arbitrariedad. La frase que mejor concreta esta afirmación es la que dice: “Todo estaría perdido si el mismo hombre, el mismo cuerpo de personas principales, de los nobles o del pueblo, ejerciera los tres poderes (...).” Con esta tesis pone en cuestión uno de los pilares fundamentales del antiguo régimen, la monarquía absoluta, a la que acusa de arbitraria y despótica, en la medida en que el rey es la única institución soberana (“El Estado soy yo”) y de él emanan todos los poderes. Lo que Montesquieu propondrá será un sistema donde la voluntad del rey, poseedora del poder ejecutivo, se vea limitada y contrapesada por un poder legislativo de carácter representativo y un poder judicial independiente que se limite a hacer cumplir las leyes. El modelo en el que se inspirará será el de la monarquía británica, donde una Parlamento representativo actuaba como contrapeso del poder real y compartía con él la soberanía y el gobierno.
3. COMENTARIO.           
Montesquieu es uno de los principales ilustrados franceses, y qué es la Ilustración pues el movimiento filosófico, literario y científico que se desarrolló en Europa y sus colonias a lo largo del siglo XVIII ("de las Luces”) y que representó una importante modernización cultural y el intento de transformar las caducas estructuras del Antiguo Régimen. Los antecedentes de esta corriente pueden encontrarse en Inglaterra y Holanda durante el siglo XVII (podemos recordar aquí los avances de Newton o la revolución que culmino con la llegada de la monarquía parlamentaria).
Importantes van a ser las aportaciones de la Ilustración al pensamiento político y es en este apartado en donde tenemos que encajar este texto de Montesquieu. Su ideología política advierte la existencia de tres tipos posibles de gobierno: república, monarquía y despotismo, cada uno con sus propias normas y pautas de actuación. Para Montesquieu, la república debe gobernarse por el principio de la virtud, el amor a la patria y la igualdad. La monarquía se rige por el honor, mientras que el despotismo está gobernado por el terror. Desde este punto de vista, cada forma de gobierno se rige por principios distintos de los que derivan códigos legales y morales diferentes que condicionan los más variados aspectos del comportamiento de los hombres. La decadencia de los sistemas de gobierno se produce cuando los principios de gobierno no son debidamente cumplidos o sufren alteración, corrompiéndose todo el sistema de gobierno. De este modo, su análisis histórico encuentra un modelo de explicación racional del devenir de los pueblos y naciones.
Montesquieu critica la forma de gobierno que él mismo denomina despotismo, esto es, la sujeción de los individuos no a las leyes sino a la fuerza del gobernante. Encuentra contradictorio que el terror, principio que rige las formas de gobierno despóticas, haya de asegurar la paz y la seguridad de los gobernados, restringiendo su libertad.
Contra la república, participación de los ciudadanos en su propio gobierno, Montesquieu alega que es necesaria una excesiva implicación de los individuos en las tareas de gobierno y que la extensión del estado queda muy limitada. Pone como ejemplo de esta forma política a las ciudades-estado de la Antigüedad, y sitúa su decadencia y conversión en tiranías en el alejamiento de los asuntos públicos por parte de sus ciudadanos.
La tercera figura política, la monarquía constitucional, es para Montesquieu la mejor forma de gobierno, al reunir en sí misma las ventajas de la república y de las monarquías absolutas. En este sentido, Inglaterra constituye la representación gráfica de los postulados de Montesquieu. El reparto del poder del estado es necesario para evitar la acumulación en una sola mano que pueda ejercerlo de manera despótica. Para ello, debe dividirse en tres partes, cada una con una misión específica y diferente, que supongan un equilibrio y contrapesen la actuación de las demás. La división de poderes en tres (legislativo, ejecutivo y judicial) y su adscripción a instituciones diferentes es garantía, según Montesquieu, contra un gobierno tiránico y despótico. La fórmula propuesta es hoy plenamente aceptada por los regímenes democráticos, que basan en este esquema político sus planteamientos de gobierno.
Sin embargo las críticas de la Ilustración al absolutismo no posibilitará la caída de estas monarquías autoritarias sino que el absolutismo va a recoger algunas de estas ideas ilustradas y así va a surgir el despotismo ilustrado, variante de la monarquía absoluta en la que se mantienen las bases del Antiguo Régimen y de la sociedad estamental.

4. CONCLUSIONES:        
En definitiva, este ensayo fue una obra capital del pensamiento político de la Ilustración y su crítica del despotismo que representaba la monarquía absoluta de origen divino en Francia y en todo el continente europeo. Sus múltiples ediciones lo convertirán en uno de los puntales ideológicos del liberalismo político y de los regímenes constitucionales.
El primer estado que fue capaz de llevar a la práctica los postulados de Montesquieu fue la joven república de los EEUU, que en su Constitución proclamaba la separación de poderes como condición necesaria para la libertad y la felicidad de los ciudadanos. En su propio país, Francia, los políticos que llevaron a cabo la revolución a partir de 1789 se inspiraron directamente en él. La posterior construcción de regímenes constitucionales en toda Europa, lo convirtieron en un dogma del Derecho Constitucional que ha llegado hasta nuestros días.
Pero, junto a este componente innovador, no puede olvidarse el carácter conservador de la monarquía limitada que proponía Montesquieu, en la que procuró salvaguardar el declinante poder de los grupos privilegiados (como la nobleza, a la que él mismo pertenecía), aconsejando, por ejemplo, su representación exclusiva en una de las dos cámaras del Parlamento. Aún así, su legado sigue siendo fundamental para entender el delicado sistema de equilibrios y contrapoderes que constituyen la esencia de las democracias contemporáneas.

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